Detengámonos en 1991. Prince, en la cima de su éxito con 33 años. Artística y comercialmente, había demostrado todo en el mundo de la música: ventas millonarias, varios Grammys, un Óscar, el respeto de los críticos, el reconocimiento general de los artistas consagrados e incluso del público underground. Con la mejor situación contractual del momento, y además en buena forma creativa. Bien conocido en cuatro continentes, todavía joven y más seguro que nunca de su talento. Incluso más guapo y sexy que en los años ochenta, había seducido a casi todas las mujeres que se había propuesto (en la interminable lista, parece que habría que incluir a Kim Bassinger y Madonna).
Prácticamente tenía todo lo que había ansiado desde adolescente. Le sobraban el dinero, las amantes y la admiración de los demás. Había superado con creces las expectativas de su álbum de debut, "For you" (1978). Pero aún le faltaban dos cosas para ser completamente feliz y, por qué no decirlo, colmar su delicado orgullo. En primer lugar, necesitaba más libertad: un absoluto control de la distribución de su obra, retar y vencer a la compañía discográfica que había confiado en él desde el principio. Warner Bros y su particular forma de hacer negocios estaban controlando demasiado a un genio indomable, que con la edad de Cristo se veía capaz de todo.
En segundo lugar, necesitaba amor verdadero: una mujer perfecta para él, el reverso femenino con el que había soñado desde siempre, alguien que le comprendiera y le apoyara incondicionalmente. Necesitaba el "U" de su "For you", de las dedicatorias de sus discos. Una "chica Prince" definitiva y
única: a ser posible que se pareciera a él físicamente, que le acompañara en las actuaciones, que le inspirara canciones, que compartiera su estilo de vida, sexualmente potente y espiritualmente receptiva a las ideas religiosas y éticas del artista.
única: a ser posible que se pareciera a él físicamente, que le acompañara en las actuaciones, que le inspirara canciones, que compartiera su estilo de vida, sexualmente potente y espiritualmente receptiva a las ideas religiosas y éticas del artista.
Libertad y amor eran las dos premisas que necesitaba para conseguir esa "autenticidad" que su evolución espiritual requería. Y creyó encontrar las dos al mismo tiempo, quizá humana y comprensivamente cegado por su éxito. Las dos obsesiones, crear su propio sello discográfico y encontrar a su media naranja, marcarían toda la década de los 90 y tendrían repercusión decisiva en la actualidad de Prince. Los fracasos comerciales y críticos de sus discos en los noventa, así como sus grandes aciertos a la larga, posiblemente encontrarían su razón de ser en estas dos ambiciones desmesuradas.
En mi opinión, Mayte García fue la principal protagonista de toda esta historia fatídica. Protagonizó los años más oscuros del artista, en cuanto a crisis comercial se refiere: podría decirse que Mayte empezó a salir con Prince en lo más alto y lo dejó en lo más bajo. Sin llegar a equivaler a una particular Yoko Ono, la joven bailarina marcaría para siempre la historia del chico púrpura. El nacimiento y la muerte de
, icono innombrable que tantos disgustos trajo a Prince, se relacionan exactamente con la presencia de Mayte.
La señorita García era una chica sensual, bella, atlética, curvilínea, compacta y bajita (aspecto importante para Prince). Se trataba de una coreógrafa muy joven, diestra en la danzas de los siete velos y del vientre, exótica para el artista por sus raíces latinas. Una chica que, cuando conoció a Prince en 1990, tenía 17 años. Su juventud fue clave: Prince quizá pensó que ella no le engañaría, que le admiraría fielmente, que le rejuvenecería. Tal vez pecó de inocente al entregarse completamente a ella y proclamarla como su alma gemela; pero, al tiempo, mostró su vulnerabilidad entrañable y su condición de artista pleno. El amor verdaderamente era todo para él.
En 1990, la madre de Mayte envía una cinta a Prince para mostrarle las habilidades artísticas de su hija. En esa época, Prince acababa de promocionar "Graffiti Bridge", la culminación de las inquietudes espirituales que había empezado dos años antes con "Lovesexy". Por su última película y por las letras de sus discos, parecía claro que Prince necesitaba urgentemente enamorarse y ser correspondido por una sola chica.
En 1991, Prince había arrasado en las listas de ventas con "Diamonds and pearls" y se encontraba en el cénit de su éxito. Empieza a interesarse por esa jovencita portorriqueña de 17 años y la invita a participar en algunos conciertos y coreografías. En 1992, nos encontramos con el Prince más orgulloso y chulesco que recordamos. Saca su polémico y genial disco sin nombre, , dedicado exclusivamente a Mayte. Su nueva chica se convierte en su principal fuente de inspiración; en el disco, ella cobra el papel de princesa egipcia y gran parte de la temática de las letras de las canciones gira en torno a su sensualidad. No es casualidad que la primera aparición del símbolo andrógino coincida con la presentación en sociedad de Mayte, nueva miembro de su grupo New Power Generation.
En 1993, aparece el exitoso recopilatorio "The hits/ the B sides" para marcar un punto de inflexión entre Warner Bros y Prince. Seguramente, Prince dispuso de un año de silencio (algo inédito desde 1984) preparando lo que él pensaba que sería su bombazo definitivo.
En 1994, Prince triunfa de nuevo con su single "The most beautiful girl in the world". Se trataba de una balada claramente inspirada en Mayte, con la particularidad de que salía sin el apoyo discográfico de Warner Bros y bajo el nombre de un símbolo impronunciable:
. Las tensiones con la Warner son enormes y Prince tiene que publicar discos de compromiso, a partir de ese momento, para cumplir su contrato.
Entre 1994 y 1996, Prince alterna álbumes para terminar el contrato con la Warner con otros trabajos de colaboración que sacaba por sí mismo con su sello New Power Generation (como "1-800 New funk" y "Exodus"). Con Warner Bros saca el disco que conmemora la muerte de Prince, según él: "Come" (1994); y, con el nombre de
, publica "The gold experience" (1995) y "Chaos and disorder" (1996). Aunque estos tres discos no incluían material nuevo y recibieron bastantes críticas en su momento, el tiempo ha jugado a su favor y hoy están bien considerados. En cuanto a Mayte, Prince estaba convenciéndose de que era la mujer de su vida. Ella le acompañaba siempre en los conciertos y en las escasas entrevistas, en las apariciones públicas y en los reportajes fotográficos. Daba la impresión de que no se separaban: la tenía en casa como amante y en el trabajo como bailarina. Incluso le compone un disco: "The child of the sun" (1995), donde la princesa se estrena como cantante.
En 1996,
obtiene por fin la libertad discográfica y se casa con Mayte el Día de San Valentín. Para celebrar el cumplimiento de sus sueños y dar ese bombazo que había prometido, tras múltiples escándalos con Warner Bros y aparecer con la palabra "Slave" pintada en su mejilla, nuestro artista anuncia "Emancipation". Disco triple y ultra-ambicioso de tres horas exactas de duración, inspirado en las Pirámides de Egipto y publicado por sí mismo, con canciones nuevas y por primera vez con algunas versiones de otros artistas. El contenido versaba en torno a Mayte y al hijo que estaban esperando, cuyos latidos de corazón en el vientre de la madre se grabaron para la canción "Sex in the summer". Todo parecía perfecto y ahora sí parecía que Prince lo tenía todo. En noviembre nacía su hijo y salía el disco, una obra muy trabajada y en la que había puesto todo su empeño.
El resultado no pudo ser peor: su hijo Gregory moría poco después de nacer, víctima de una terrible enfermedad degenerativa en el cerebro. El disco fue vapuleado e incomprendido por la crítica, amén de no tener excesiva aceptación comercial. Aunque con los años "Emancipation" se ha ganado el cariño de los fans y puede considerarse una obra maestra, en su momento supuso una decepción tremenda por todas las expectativas que había levantado. Nuestro artista se hundía.
Entre 1997 y 1998, Prince parece bastante deprimido y menos creativo que en otras ocasiones. Se dedica a recuperar material antiguo con "Crystal ball" (1998) y compone poco. "The truth" (1998) es un disco acústico que denota un clima triste y apagado; "Newpower soul" (1998) carece de inspiración y de fuerza. La crítica aprovecha la situación y se ceba con él. En 1998, Prince y Mayte anulan su matrimonio. Aseguran que se quieren más que nunca, que se casarán otra vez y que empezarán de cero.
En 1999, aparece el último disco de
: "Rave un2 the joy fantastic". Un álbum que trató de ser comercial y que de nuevo fracasó en su intento. Las mejores canciones, en mi opinión, son las que se refieren a Mayte y a las presuntas relaciones de la muchacha con otros hombres: "The greatest romance ever sold" y "Eye love U, but eye don´t trust U anymore". Significativos e irónicos títulos para un Prince que se siente traicionado y herido; no sólo por Mayte, sino también por sí mismo. Parece que se acaban los noventa y definitivamente se cierra la relación con la señorita García. Tal vez la última canción del disco puede leerse como una invitación a dejar la puerta abierta y a declarar que Mayte ha sido la mujer de su vida: "Wherever U go, whatever U do".
Un año de silencio para que Prince recupere su nombre original y publique por fin otra de sus grandes obras maestras: "The rainbow children" (2001). Posiblemente, desde 1987, no realizaba un disco tan rotundo y magistral. Prince comienza una nueva vida, con una nueva mujer y con una nueva religión: se hace Testigo de Jehová y apuesta por la contención lírica y una filosofía más recatada. Quizá no sea casual el título de la canción "She loves me 4 me": tal vez puede referirse a su nueva esposa, la jovencísima canadiense Manuela Testolini. Manuela, asistente y fan del artista desde sus comienzos, es lo contrario a Mayte García: culta, recatada, tímida, serena, sin curvas y sin participar para nada en la música o en las actuaciones profesionales de su esposo. Para los conciertos, desde 2006, Prince cuenta con la explosiva y exhuberante Támar. Quizá esta artista suponga también un intento de recuperar la presencia femenina de Mayte en el escenario; aunque con más talento, ya que Támar sí que sabe cantar.
Su esposa Manuela en la vida privada y Támar para la música, dos bellas mujeres con las que Prince aparece últimamente y con las que acaso pretende suplir la ausencia de Mayte. Dos jóvenes aparentemente muy valiosas para tratar en vano de sustituir a una. Mayte quizá no tenía un gran talento como artista ni era especialmente inteligente, pero poseía algo que resumía todo lo que deseaba Prince y marcó su vida para siempre. Si Prince amó verdaderamente a alguien, ella fue la afortunada. Si hay un acontecimiento decisivo en la vida sentimental y artística de Prince, ése es Mayte García. Acaso sólo ella lo hizo feliz.
Todavía hoy notamos la tristeza de Prince en sus ojos. Tras el éxito comercial y artístico de sus últimos discos (los excelentes "Musicology" en 2004, y "3121" en 2006) y tras el reconocimiento de su labor pionera en la distribución de su música por internet, obteniendo premios importantes por su independencia creativa y su talento como hombre de negocios, puede decirse que Prince ya ha conseguido la libertad que ansiaba y que incluso ha ganado su guerra con Warner Bros. Pero aún le falta algo, le falta Mayte.
3 de diciembre de 1995. VH1 Fashion And Music Awards. |
Escrito por amebaboy.
Publicado el 15 de agosto de 2006.
Extraído de su publicación original en www.amebaboy2.blogspot.com de fecha 9 de julio de 2006.
Extraído de su publicación original en www.amebaboy2.blogspot.com de fecha 9 de julio de 2006.
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