Prince nunca fue muy partidario de asistir a las entregas de premios, excepto cuando la promoción de algún nuevo lanzamiento se lo imponía. Fue el caso de esta sorprendente actuación, un movimiento clave, que sería la primera pieza para el éxito de la gira que comenzaría al mes siguiente y que lo auparía a ser el artista más rentable del año. Llegó el día anterior para ensayar con Beyoncé, que se llevaría cinco Grammys en la ceremonia, para una actuación con ciertas imprecisiones (aunque carentes de consideración) y que fue importante para la carrera de ambos. Aunque la crítica los alabó hasta la saciedad, lo cierto es que muchos fans coincidimos en que no dejó de ser una actuación con una nota normal, en comparación a lo que el artista nos tenía acostumbrados en sus directos. Prince aparece para abrir la gala bajando unas escaleras y comenzar con "Purple Rain", a la que se une Beyoncé en la segunda estrofa subiendo desde debajo del escenario. Lo siguiente fue un medley entre "Baby I'm A Star", "Crazy In Love" (canción de Beyoncé) y "Let's Go Crazy" que finalizó una actuación de 6 minutos. Como anécdota a esa noche, mencionar que Prince y Clare Fisher, arreglista de orquesta que colaboró con él desde mediados de los ochenta, se conocieron por primera vez en persona. Según contó el hijo de Fisher, Prince no dio apenas importancia a ese momento.
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